La búsqueda del aumento de la facturación y del resultado en las empresas es una obsesión para la mayoría de los gerentes de empresas. Sin embargo, no siempre se alcanzan los objetivos que se desean lograr, lo que genera frustración en toda la empresa y especialmente a nivel directivo.
Existen muchas razones por las que una empresa no alcanza los objetivos marcados: política de precios inadecuada, productos o servicios que no encajan con las necesidades de los clientes, falta de una estrategia comercial, personal desmotivado, falta de personal o perfiles adecuados, procesos deficientes, altos costes del negocio, etc.
Por otro lado, a nivel directivo se suele perder el foco incentivando la facturación sin controlar un factor más importante: la rentabilidad. La idea de cuanta más facturación mejor es una idea muy arraigada en las empresas.
Veamos un sencillo ejemplo. Supongamos que la empresa quiere conocer su rentabilidad sobre ventas, es decir la comparación entre el beneficio bruto y sus ventas. En el año 1, la empresa obtuvo un resultado bruto de 15.000€ y sus ventas fueron de 250.000€ eso significa que su rentabilidad sobre ventas fue del 6%. En el año 2 su resultado bruto fue de 12.000€ y sus ventas fueron de 175.000€ eso significa que su rentabilidad aproximada ha sido del 6,8%. Aunque habría que analizar más aspectos de la empresa y se pueden analizar otros ratios de rentabilidad, en principio podríamos indicar que la empresa a nivel de rentabilidad sobre ventas, y posiblemente en cuanto a su gestión, lo habrá echo mejor en el año 2 aunque su resultado bruto haya disminuido.
La situación mostrada en el ejemplo anterior a veces es difícil de entender a nivel directivo, ya que se miran los importes como valoración de si la empresa lo ha hecho bien o mal en el año y no se tienen en cuenta, por ejemplo, los porcentajes relativos.
Por supuesto que la mayoría de las empresas quieren facturar más, pero si es acosta de la rentabilidad puede ser en muchas ocasiones contraproducente. Si la empresa no mejora su funcionamiento interno para facturar más sin generar un excesivo gasto nos podemos encontrar que la empresa facturando cantidades elevadas obtiene resultados y rentabilidades pobres.
Una posible solución a este problema la podemos encontrar dentro del Cuadro de Mando Integral (CMI) o Balanced Scorecard (BSC) desarrollado por David P. Norton y Robert S. Kaplan. Este famoso cuadro de mando estratégico mostró como el Aprendizaje y Crecimiento, puede impulsar la mejora de los Procesos Internos, la satisfacción de nuestros Clientes y finalmente mejorar la situación Financiera de la empresa.
Por tanto, desde la perspectiva del Cuadro de Mando Integral, el Aprendizaje y Crecimiento en las organizaciones es un elemento clave para la mejora de la rentabilidad de las empresas. ¿Cómo conseguir mejorar este aspecto en las empresas? Existen múltiples elementos que podemos potenciar: clima organizacional, motivación, incentivos… Pero sin duda un aspecto esencial son las competencias, actuales y futuras, que tenga el personal de la empresa.
Para mejorar las competencias del personal una herramienta esencial es una formación profesional, interna y externa, de calidad que ayude a la empresa a conseguir mejores rentabilidades. Así que ya sabes, no te olvides de formarte y formar a tu personal si quieres que tu empresa avance y consiga los objetivos que se ha marcado.
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